Un hombre que vivió al compás de la música, y que dejó resonando en cada rincón de UniCosta y los corazones de quienes lo conocieron el estribillo: “por eso no se preocupe que eso lo paga Ramiro aquí"
Ramiro Alfonso Moreno Noriega nació el 11 de marzo de 1936 en Santa Marta. Desde pequeño manifestó su amor por los caballos, los deportes y la música. Esta última lo llevaría más tarde a componer canciones y a crear su propia orquesta. Sus estudios de bachillerato los realizó en el Liceo Celedón de Santa Marta.
Llegó a Barranquilla con muchos sueños y ganas de salir adelante. El 11 de diciembre de 1964 recibió su diploma como Economista otorgado por la Universidad del Atlántico. Durante sus años universitarios se destacó por su liderazgo, visión y ganas de aportar a la sociedad. Sus compañeros lo recordaban por su preocupación constante por ellos y su ideal de que la educación mejora la calidad de vida.
En aquel momento no sabía que unos años después, específicamente en 1970, se uniría a un grupo de jóvenes con intereses similares y crearían una institución que educaría en las áreas de ciencia, tecnología, humanidades, arte y filosofía. Lo que en aquel instante fue un sueño de él, de Eduardo Crissien Samper, Nulvia Borrero De Crissien, Rubén Maury Pertuz, María Del Socorro De Maury, Rodrigo Niebles De La Cruz y Miguel Antequera Stand; hoy forma a profesionales de la Región Caribe y es llamada Universidad de la Costa.
Compartió 60 años de su vida, entre noviazgo y matrimonio, con la Ingeniera Química Gloria Esther Gómez Hoyos. Su boda se llevó a cabo el 19 de julio de 1969 y de la unión nacieron dos hijos Jorge Isaac y Gloria Cecilia, quienes le dieron 4 nietos.
Otros de sus sueños y prioridades fue construirle una casa a su mamá y esto lo consiguió con sus primeros trabajos.
Para Javier Moreno Juvinao, su sobrino y decano de la Facultad de Ciencias Económicas de UniCosta, fue una persona genuina, transparente, servicial, justa y amante de su familia.
“Mi tío era el líder de la familia. Para él era lo primero, mantenerla unida y estar juntos fueran o no fechas especiales. Era mi ídolo, fue mi padrino y aunque no fue mi papá, siempre lo vi como una figura paterna porque mi progenitor falleció cuando tenía 3 años y mi hermana 8 meses”.
Legado en UniCosta
Existen personas que marcan la vida de otras y aunque ya no estén en el plano terrenal su legado seguirá presente en los corazones de quienes lo conocieron; Ramiro Moreno no es la excepción, con sus ideas marcó a cientos de jóvenes y colaboradores.
Sus eternas ganas de aprender y crecer lo llevaron a convertirse en decano de la Facultad de Economía, presidente del Consejo de Fundadores, posteriormente, Consejo Directivo; presidente de la Asociación de Instituciones de Educación Superior del Caribe Colombiano – ASIESCA; miembro fundador de la Asociación Colombiana de Facultades de Administración - ASCOLFA.
Su principal huella la dejó como rector de la institución durante 25 años.
Corría el mes de junio de 1985 cuando fue nombrado rector de, en ese momento, la Corporación Universitaria de la Costa.
Eva García, su secretaria en los últimos años, dijo que “el señor Ramiro fue una persona querida por todo el mundo. Era un hombre con temperamento fuerte, pero con un corazón gigante, respetuoso y bondadoso. Siempre se interesó por ayudar a las personas a salir adelante y las motivó para que día a día se superaran”.
“Consiguió y logró sus objetivos a punta de muchos sacrificios y ese era el mejor ejemplo para quienes estaban a su alrededor, ya que nos demostraba que con voluntad y ganas se podía conseguir todo. Para mí fue un mentor, me brindó su apoyo a nivel personal y laboral, me dejó enseñanzas maravillosas que hoy son mi mayor recuerdo y tesoro”, expresó Eva García.
Un león rugiendo al compás de la música
En los años 80 decidió unirse con Emilio Mendoza (Q.E.P.D), Antonio Isoza y David Lorduy, unos amigos del Club de Leones, para formar una agrupación que se inició como un trío hasta que llegó a convertirse en una orquesta.
Carlos Pérez fue miembro por más de 30 años de la agrupación, dijo que “fue un excelente ser humano. Era un músico empírico. Inició tocando instrumentos de percusión, aprendió a tocar trompeta y hasta acordeón. Él tenía oído para la música”.
“Muchos de los que pasaban por ‘Los leones del ritmo’ después tocaban con conocidas orquestas de la ciudad. Antes de 1991 la orquesta había desaparecido, pero él decidió que ese no sería el fin y la armó nuevamente. Esta vez se sumaron amigos, profesores y jóvenes. Algunos de los primeros tiempos de la agrupación y otros nuevos. Entre los requisitos para los más jóvenes se encontraba estudiar y por eso les otorgaba una beca. Sin duda alguna, esto ayudo a más de 300 muchachos”, explicó Pérez.
Hablar de Ramiro Moreno es hablar de su exigencia, carácter, y, sobre todo, de su inmensa preocupación por los demás. Esto lo deja claro Marck Ramos, integrante de los ‘Leones del Ritmo’ y estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales de UniCosta, “El señor Ramiro jamás desamparó a los miembros de la orquesta. Nos motivó a salir adelante, a estudiar y a valorar la música. Le gustaban los boleros, el vallenato y la música latina. Gracias a él estoy estudiando”.
Todos los jueves asistía a los ensayos de sus amados ‘Los leones del ritmo’. Cuando parecía que ya no podría acompañarlos, se las ingenió para no faltar a su cita con su amada agrupación. Habilitó una sala de su casa y adecuó con instrumentos musicales y sonido para poder ver los ensayos en su hogar.
Freddy Rodríguez, integrante de ‘Los leones del ritmo’ y estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales de UniCosta, dijo que “el señor Ramiro ensayaba con su máquina de oxígeno puesta. Siempre se mostró como una persona muy fuerte. Se interesaba mucho en apoyar a cada uno de los miembros de la orquesta”.
“En ocasiones por sus tratamientos clínicos no podía ingresar a ensayar, pero desde su sala nos dirigía y nos daba el orden de las canciones que tocaríamos. Tenía un gusto musical muy interesante. En la sala donde ensayábamos coleccionaba discos”, expresó el joven.
“Jamás se perdía las fiestas de fin de año de la Universidad y le encantaba interpretar una adaptación de un porro llamado ‘Roberto Ruiz’. Era su himno”.
Ramiro Moreno Noriega, un hombre inolvidable que vivió al compás de la música, y que dejó resonando en cada rincón de UniCosta y los corazones de quienes lo conocieron, el estribillo: “por eso no se preocupe que eso lo paga Ramiro aquí".
Comunicaciones Universidad de la Costa